31 diciembre, 2010

Una década caleidoscópica


Diez años de cuento dan para mucho. Yo quiero despedir el año de los diez años de Páginas de Espuma hablando de un libro que con mucho cariño recibí de manos de Juan Casamayor: Caleidoscopio. Es una celebración en imágenes y textos de todos los cómplices de la vida de una editorial imprescindible que pasará a la historia del siglo XXI literario como uno de los referentes en lo relativo al cuento hispanoamericano. Al cuento como género, que ya bullía por todas partes devorándolo todo, dejando de ser patrimonio exclusivo de los latinoamericanos y conquistaba escritores da acá de España, le faltaba un puerto, una casa, un sitio en el que materializarse, en el que hacerse tangible y, hete aquí, nace Páginas de Espuma y el verbo se hizo libro y habitó entre nosotros.
Recuerdo aun la expectación y la alegría de estar en El Círculo de Bellas artes asistiendo a la presentación de una antología del nuevo cuento español: Pequeñas Resistencias 1. Lo saco de la estantería donde comparte espacio con sus otros hermanos de género y editorial. Le soplo en el cogote con cariño y una nubecilla de polvo me recuerda que debo frecuentarlo más. Abro y en la primera página escribí en su día: “Regalo de Juan Casamayor, el día del bautizo de la obra: 25/10/02” me impresiona el recuerdo que había olvidado. Qué importante es escribir aunque sólo sean fechas.
Y desde ese día hasta hoy cuantas cosas buenas han ocurrido, cuantas otras no tan buenas pero todas ellas jalonadas por los libros de Páginas de Espuma: La antología de Clara ObligadoPor favor sea breve” que regalé en Panamá durante un programa de televisión, la multitudinaria presentación de “Amenábar, vocación de intriga” o la entrañable y graciosísima presentación de “El pez volador” la brillante antología de Javier Sáez de Ibarra que me descubrió la persona primero y luego al escritor tan grande que es Hipólito G. Navarro. Y al final, luego de tantas cosas, me llega vía “El Placer de la Lectura”, “Pequeñas resistencias 5” y vía “La Biblioteca Imaginaria” “Lo inolvidable” de Eduardo Berti.
Una década da para mucho, ya lo he dicho, y con los libros pasa que se van convirtiendo en jirones de amor o de dolor (que diría Ricardo Miró, poeta panameño), en trozos de memoria e hitos históricos que delimitan los territorios del recuerdo. Me voy dando cuenta que en esta casa en la que vivo, rodeado de mis chicas y libros, muchos tienen el sello de Páginas de Espuma y sitúan mi biografía en lugares concretos, en momentos fundamentales de la existencia. El más grande, el día que pasamos con la pequeña Aitana por la editorial. Juan nos obsequio a Marga y a mí con “El jardín japonés” de Antonio Ortuño y con la “Antología hispánica del cuento Beatle” además de “La máquina de languidecer”, de Ángel Olgoso, tres textos de los que hablaremos en 2011.
Pero para mí, hay una dimensión que me gustaría resaltar de este acontecimiento que se llama Páginas de Espuma: la humana. Hay que decir, y no lo digo sólo yo, son muchos los que lo hacen, que básicamente, sin alharacas ni peloteos, que Juan y Encarni son gente maravillosa, buena. Todos lo confiesan y hay que repetirlo. Pero junto a ellos, como se ve en las fotos de Caleidoscopio, la gente que allí se retrata, es gente como ellos. Unas líneas para aquellos con los que me he cruzado lo sepan ellos o no.
A José María Merino mi vergüenza no me permitió “entrarle” durante la Feria del libro de Madrid. Juan me dijo dónde estaba firmando y me fui para allá pero nunca me acerqué. Cosas del directo. En una glorieta de estas, seguro que coincidimos y espero no ser de nuevo un fugitivo
A Clara Obligado le ofrecí mi mano caballerosa para bajar del escenario del Salón de Columnas de El Círculo de Bellas Artes en el último festival Eñe. Una de esas personas inteligentes trabajadoras y de la que tengo más libros de lo que creía. Con ella y con lo que hace no se puede ser breve, aunque te lo pidan por favor.
A Fernando Iwasaki me lo presentó un día Jorge Eduardo Benavides y alguna vez hemos coincidido. Te ríes con sus textos y me aseguran que también con él en directo. Su “Ajuar funerario” casi me mata de risa y de buena literatura.
A Andrés Neuman le conocí hace años y quise que fuera a Panamá para la Feria del Libro de 2003. Me fui a Granada para invitarle. No pudo ser, pero su talento literario y “El viajero del siglo” le llevaron hasta allí. En el último minuto, su “Alumbramiento” me vino que ni pintado para regalárselo a Marga cuando Aitana aun la habitaba.

A Poli lo conocí en “Tres rosas amarillas”, como no, y por “El Pez volador”. Un ser de cercanías, lleno de humor y de alegría, que desde el primer momento me metió en su bolsillo. Al buen entendedor no le hacen falta dieciocho cuentos por muy breves e ipsofácticos que sean.
A Juan Carlos Méndez Guédez lo conocí de la mano de Jorge Eduardo Benavides también y nos vemos por allí y por allá. Un tipo con una literatura hermosa, con una apostura que invita a la conversación tranquila y a no despedirse tan pronto de míster Salinger.
A Ana María Shua la conocí cuando estuvo por acá presentando su libro de microficciones completas que pesa lo suyo. Una mujer entrañable y lúcida en su literatura. Cazadora de letras con quien da ganas de no clausurar la temporada de fantasmas nunca.
A Eduardo Berti le conocí en el bar María Pandora de Madrid por un asunto de cuentos. Volví a coincidir con él cuando fuimos con Aitana a la editorial y hace unos días atrás pudimos reconocernos y le entrevisté. Un gran conversador, un escritor preciso y brillante que convierte lo inolvidable en materia literaria de primer orden.
Y al final, Juan y Encarni. Recordando cómo les conocí me encontré con el dato. Resulta que traía yo el manuscrito de “Luminoso tiempo gris” de Enrique Jaramillo Levi desde Panamá y días después del 11S. Sería una entrega en mano para agilizar las cosas. Hice escala en República Dominicana y, como no podía ser de otra manera, lo perdí en medio del caos. Mi primera comparecencia en la editorial fue para disculparme con él por el extravío y desde ese día hasta hoy. Nos hemos vito en presentaciones, en las ferias o en la editorial. En cada encuentro me han ofrecido su mejor sonrisa, su cercanía y la alegría no exenta de sus luchas, la alegría de personas que están viviendo el sueño que persiguieron. Han conseguido que todos volvamos a la playa de la Literatura para ver al mar abrirse y cerrase como un libro de páginas de espuma.
El ciclo que abrió Pequeñas Resistencias y que cierra diez años después, abre, en una paradoja de esas que le gustaban a Cabrera Infante, una puerta para que esperemos grandes cosas del cuento y de Páginas de Espuma que, seguro, estará allí, como el dinosaurio, dentro de diez años más.

Feliz 2011


Para los que pasen por estos Senderos, les dejo mis deseos de un año 2011 cargado de bendiciones y éxitos. Deseo que podáis lograr vuestras metas y que yo pueda leerlas o verlas o escucharlas. Mañana estrenamos década y a ver qué pasa. Aunque pintan bastos, aunque las cosas se ven muy negras, aunque las cosas se pongan, como se dice en Panamá, color de hormiga, vamos a conservar cierto margen para la alegría y la esperanza. Feliz 2011.

29 diciembre, 2010

Historia del pelo (Reseña)

Los protagonistas anónimos suelen ser más inquietantes que los que no lo son porque esa falta de identidad les hace parecerse mucho más a nosotros de lo que quisiéramos. Consiguen dibujar un espacio donde casi siempre podemos encajar perfectamente nosotros. Eso pasa con el personaje principal de esta novela de Alan Pauls (Buenos Aires, 1959) y que publica Anagrama.
En “Historia del pelo” (Anagrama, 2010), asistimos a todas las variantes de lo que significa el modo de llevar el pelo, es decir, vemos el correlato ideológico que se esconde en el modo en el que nos expresamos por medio de nuestros gustos a la hora de llevar el pelo.
El ejercicio de inventariar las sensaciones al ir a la peluquería (barbería en otros países latinoamericanos) es una muestra de precisión, de oficio y de fina observación de la realidad. Pauls no pone en la silla del peluquero y nos descubre un universo irónico que siempre ha estado allí a la hora de enfrentarnos al corte de pelo pero al que nunca le hemos prestado mucha atención.
Pónganse, mientras siguen las vidas de Monti, Celso, el Veterano y nuestro anónimo protagonista, a pensar en cómo llevaban el pelo en los noventa, en los ochenta o en la pasada década. Piensen en los momentos ante el espejo de una peluquería, con el rumor de conversaciones alrededor, con el contenido vértigo por ver el resultado final.

Pauls una vez más, en una distancia corta, consigue arrastrarnos por un camino de sensaciones, ideas, historia reciente de su país y del nuestro y nos hace conectar con el protagonista que no deja de hacernos gracia y darnos a veces pena. Gracioso es el momento en el que se corta el pelo y no le reconoce su perro. Absurdo y hasta dramático pueden parecer los encuentros esporádicos entre el protagonista y Monti, su viejo amigo de la infancia y que en su intermitencia de encuentros siempre consigue estremecer la existencia de nuestro protagonista.
Es esta también una novela enmarañada como el pelo del protagonista. Contada sin de un tirón, sin capítulos que nos den tregua, “Historia del pelo” es un recuerdo desde la infancia y adolescencia del protagonista hasta su situación actual que termina de manera sorprendente. La forma narrativa evoca un largo cabello que llegado a la página 193, hay que cortar. La peluca de la guerrillera, reliquia terrible, es uno de esos macabros misterios que se han de resolver en la novela. Punto de partida de una de las páginas más oscuras de la historia Argentina.
Recuerdos, vivencias, ideologías caducas y superadas, esta historia del pelo es la historia que todos podemos trazar, es una búsqueda de respuesta la gran pregunta de quienes somos, en que nos hemos convertido y quiénes quisimos ser, porque el protagonista no se reconoce muchas veces: da la sensación de estar decepcionado con quien es y, en cada recuerdo, con en quién se ha convertido.
Una novela que te lleva, que tiene un ritmo propio y que nos permite avanzar solo cuando ella quiere. Un prodigio del que sólo un autor como Alan Pauls podría hacer gala. Porque mientras nos cortan el pelo, o hablamos o nos quedamos solos con nosotros mismos y a veces eso es peligroso porque la memoria es un arma que carga el diablo.

28 diciembre, 2010

El niño malo cuenta hasta cien y se retirra (Reseña)

El universo del escritor venezolano Juan Carlos Chirinos (Valera, Venezuela, 1967) era uno de esos terrenos que quería descubrir. La oportunidad me llegó de la mano de “El niño malo cuenta hasta cien y se retira” (Ediciones Escalera, 2010), una de esas novelas que lees y que te sigue persiguiendo durante semanas, una obra que muestra el talento de un buen conocedor del oficio de escribir.
D. Jota es el protagonista de este viaje de la ciudad a las nieves del norte escapando de la urbe, de su Caracas natal y conocido, ciudad que es nueva siempre, que nunca es la misma. D. Jota se encuentra por accidente con Fanny una chica que vive con su abuela en la montañas, una suerte de Heidi sabrosa y caribeña y que en vez de abuelo tiene abuela que “tup, tup, tup”, baila constantemente para arriba y para abajo en aquella casa donde también vive Don Camilo, un perro con su propia historia y que sería Niebla si esto fuera Heidi.
La historia se desarrolla con tranquilidad, uno la va desgranando página tras página con la pregunta de a dónde quiere llegar D. Jota. Al final, en una serie de escenas que revelan el verdadero espíritu de D. Jota, nos sumimos en un desasosegante paseo por lo más vil del ser humano. Pero no nos adelantemos, esta es una novela que se tiene que disfrutar porque cada párrafo, cada escena, es un deleite para los sentidos, una lección renovada del buen hacer literario de Chirinos.

El ritmo es fundamental en esta novela. No en vano es un homenaje a los poetas venezolanos, un intento conseguido de hacer que el texto nos “suene”, que podamos llevarle el ritmo. Desde su título hasta la nota que el autor inserta al final, dejan constancia de su contacto feliz y provechoso con la poesía.
Ahora están las imágenes. Juan Carlos Chirinos les va a sorprender dándonos a “ver” su texto. Como ejemplo de esta capacidad de crear imágenes, les animo a llegar al capítulo XX que es para mí uno de los momentos literarios más hermosos de la novela en la cual Eugenio, otro de los personajes de esta fantástica novela, se dirige a Derdriu (así se llama la abuela de Fanny) pintando sus sentimientos. Una maravilla que tienen que descubrir.
Pero de todos los personajes, el que me llama la atención de modo especial es el de Svevo, un contador de historias del bar El pueblo y que siente algo por la abuela. Svevo encarna la necesidad de contar historias, convirtiéndose así en una metáfora de lo que es ser escritor. Su encuentro con Eugenio, su aprendizaje de la manera de contar, los problemas que le trae su oficio, son descritos de manera precisa y preciosa por este gran escritor venezolano.
Esta divertida e inquietante novela, que promete arrancarle más de una carcajada al lector y que también le confrontará con lo peor del ser humano, es para mí uno de los descubrimientos del año. No en vano, esta novela fue finalista del Premio Rómulo Gallegos en 2005 y no en vano, con muy buen olfato literario, Ediciones Escalera nos la pone en las manos. Una oportunidad que no deben perderse los amantes de la literatura de altos vuelos, de la literatura que viene para quedarse como la que practica Juan Carlos Chirinos y que nos dará muchas alegrías más, por lo menos hasta cien.

27 diciembre, 2010

Campanilla y el gran rescate (Reseñas).


No hay experiencia más gratificante para un padre que sentarse con su hija a ver una película. Y si esa película va de hadas preocupadísimas por resolver el verano, no dejarse ver por los humanos y de salvar a una compañera atrapada, la verdad es que es toda una experiencia.
“Campanilla y el gran rescate”, la última aventura del hada más famosa de la factoría Disney, es muy entretenida y enseña a los padres que la imaginación es necesaria y que existen tantas cosas mágicas en la vida que haremos bien en estar atentos. Pero las películas se acaban y vienen los recuerdos transformados en comentarios cuando acostamos a la niñas: “a mí me gustó que la niña volara”, dice Lucía y yo le digo que lo divertido para mí fue ver como el padre se preguntaba sorprendido cómo era posible que el techo estuviera lleno de huellas y le advertí que no se le ocurriera volar en su habitación. Ella dijo que no lo haría: la imaginación al poder.
Pero no hace falta recordar solamente. Beascoa, Randon House Mondadori publica un lote de tres libros que permite que las niñas revivan la película de una manera distinta cada vez a parte de motivar su desarrollo intelectual.
El primero se trata de una adaptación de la película a un libro de cuentos profusamente ilustrado (“Campanilla y el gran rescate. Libro de la película”.), que reproduce las escenas más importantes de la película. Sirve para que los padres leamos antes de dormir el cuento de las hadas y para que las niñas vuelvan a retar nuestra memoria. A ver quién se acuerda del nombre de todas las hadas y sus amigos.
El segundo libro es “Campanilla y el gran rescate. Cuaderno de actividades”, un librito que permite recordar la película pintando, dibujando y resolviendo un montón de preguntas uniendo puntos, rodeando objetos y muchas cosas más. Pasatiempos para resolver con las niñas y pasar un buen rato. Para estas fechas en las que dejan de ir al colegio viene muy bien para que no pierdan el ritmo y la actividad intelectual junto a Campanilla y sus amigas.
El tercero es muy divertido y el más vistoso: “Campanilla y las hadas de Nunca Jamás. Libro de imanes”. Un libro que viene con las protagonistas de la película y sus mascotas con imanes que se pegan al libro. Un interesante experimento de creación de atmósferas donde las niñas van recreando la película o sus propios cuentos sobre distintos escenarios.
Unos excelentes regalos para esta Navidad que dan rienda suelta a la imaginación, afianzan los conocimientos del colegio durante las vacaciones y motivan la creatividad. Todo ello de la mano de unos personajes luminosos y divertidos que harán que las niñas se diviertan y que los padres nos pongamos las pilas en materia de hadas. El saber no ocupa lugar.

El compositor de tormentas (Reseña)

¿Te imaginas buscar la partitura de la “Melodía del alma”, la primera música interpretada por el ser humano? Si ya has pensado eso piensa ahora que esa partitura oculta en sus notas una vieja receta alquímica que permite conocer los secretos mejor guardados del Universo. Seguro que te perseguirán porque no serás el único que quiera la melodía y su escondido poder.
Estos elementos y la hermosura de Madagascar y la Versalles de Luis XIV son los escenarios que constituyen esta novela de aventuras que es también una novela con música que es a la vez una novela romántica que es a la vez una novela de intriga que es a la vez una novela de una búsqueda, la de Michel Steiner y del recuerdo de Rachel, la mujer de su vida que murió dejándole solo. Pero eso ocurre en el 2010 o sea el año que viene, es decir, que la nueva novela de Andrés Pascual (Logroño, 1969) es además de todo lo que hemos dicho una novela futurista. En resumen, la novela total, literatura hecha con el corazón.
Pero la historia que se narra y que va a cerrar el círculo abierto en la vida de Michael Steiner, compositor, violinista y director de orquesta, es la de Matthieu que a pesar las difíciles circunstancias de su nacimiento tiene un don que le convierte un genio de la música pero eso no le evita tener las motivaciones incorrectas para con ella. Quería a toda costa formar parte de la orquesta del Rey Sol. Un asesinato inesperado pone al joven Matthieu en el camino de buscar la tan codiciada partitura lo que le sumerge en un vértigo de aventura no exenta de emoción y de amor.


El compositor de tormentas” (Plaza y Janés, 2009) nos va a llevar detrás de un misterio alquímico que cuenta en un momento estelar con la participación del mismísimo Isaac Newton amante de estos menesteres y gran alquimista. Luego disfrutarán de la belleza de un Madagascar virgen, reducto del primer paraíso que nos ofrecerá los momentos más plásticos y entrañables de esta novela. Combinado con la magia de Versalles y por una correcta documentación del autor la novela les da algunos la sensación de ser histórica pero no es así: ocurre en aquella época, solo eso.
Es una novela que no huye de los sentimientos, que no rechaza el sentir y que nos arrastra hasta el fondo del corazón en cada capítulo. La aventura está servida y la intriga está garantizada mientras leamos con atención “El compositor de tormentas”. Léanla y no la dejen hasta el final, verán como todo encaja, como todo al final se resuelve de un modo cautivador y profundo. Porque el final de la novela no es el final, son dos finales, son espejos, son dos caras de una misma trama y Andrés Pascual ha puesto todo su talento de narrador y conocedor de la música al servicio de un final que sorprenderá a todos.
Busquen el mito de la “Melodía del alma”, descúbranlo en las páginas de esta magnífica novela. Hurguen en sus corazones y sientan, amen, lloren y rían y sean felices mientras la novela les lleva poco a poco a su clímax. Una gran novela que más que leerse se escucha, que más que imaginarse se vive.

21 diciembre, 2010

Dime quién soy (Reseña)

Anoten este nombre: Amelia Garayoa, un personaje que debe pasar a la historia de nuestras letras recientes como uno de los más elaborados y queridos que se nos haya presentado en los últimos años. Un personaje que es a su vez reconstruido por Guillermo Albi, un periodista fracasado y joven que trabaja reseñando libros en un periódico digital y que recibe el extraño encargo de manos de su propia tía.
Julia Navarro (Madrid, 1953) nos ofrece su novela total, su novela más personal y ambiciosa no solo por sus dimensiones titánicas (1097 páginas), sino por la densidad de los personajes que jalonan una trama vital que es un homenaje a la memoria y a la vida.
“Dime quién soy”, es una búsqueda, la de la vida de Amelia, pero a la vez es una muestra sin tapujos de la maldad humana, una presentación sin concesiones del terrible siglo XX, recorrido por un sanguinario sonido de bombas y un olor a sangre, sudor, y lágrimas.
La autora madrileña no se achica ante el reto, no sucumbe a una mera historia de amor o de una mujer de armas tomar para elevarla a los altares, nada más lejos de la realidad, Amelia Garayoa en una perfecta anti heroína, una perfecta amante y traidora, una excelente espía y asesina, una interesante y a la vez escurridiza mujer que amó y fue amada por cuatro hombres que conforman su geografía ética y sentimental. El trabajo de Julia Navarro al elaborar estas historias es un acierto técnico y documental.





Esta novela tampoco huye de la responsabilidad al abordar los totalitarismos del siglo XX. La autora madrileña deja que su espíritu de periodista fluya convirtiendo a Guillermo Albi en una suerte, a ratos, de alter ego, que va buscando, no tanto los “por qué” esos totalitarismos sino más bien sus consecuencias, sus atroces maldades demostrando que esta maldad humana tiene sus consecuencia y que fueron capaces de volverse en contra de los mismos que un día participaron en ellos. Amelia arrastró siempre las consecuencias de haber entrado en el juego totalitario.
Y en medio de estos totalitarismos, la guerra civil y sobre todo la postguerra y dictadura franquista quedan sostenidas y dibujadas con sus sobras evidentes y sus perdedores de fondo. Y aquí Amalia vuelve a ser contradictoria y vuelve a verse la sombra de los totalitarismos que destruyen y ensombrecen la grandeza de cualquier país.
Tampoco esta novela rehúye de las emociones, del drama, de algunas chispas de humor. Julia navarro nos hace vibrar, nos hace tener nuestros preferidos. Lo que Amelia vive con Pierre Comte es hermoso, idílico e inocente pero termina de la peor manera posible. Pero más allá de estos amores está el final, que en un breve epílogo, la escritora resuelve con solvencia. “Dime quién soy” no es sólo un título, es la petición de alguien que necesita que se le acerquen los recuerdos, que necesita que le arrimen la memoria. Julia Navarro ha conseguido con esta novela total mostrarnos, desde una perspectiva del que mira hacia atrás, lo convulso y terrible que fue el siglo XX y nos deja un mensaje a todos en todas partes: ojalá que no vuelva a ocurrir por muy interesante que parezca recodarlo.
Esta novela va a quedarse, va a seguir dando de qué hablar y sería una excelente lectura para los jóvenes que comienzan a asomarse a la Historia, una historia reciente y terrible que haremos bien en no repetir.

13 diciembre, 2010

Destinos intermedios (Reseña)

Que todas las vidas de todas las personas y en todas partes y en todas las épocas están de un modo u otro relacionadas es una vieja teoría que nos seduce y que nos es imposible comprobar a gran escala pero hay destinos intermedios, momentos de la vida en que nuestras existencias se cruzan con las de otros convirtiendo la realidad en un trepidante escenario novelesco.
Esto es lo que demuestra Octavio Escobar Giraldo (Manizales, Colombia, 1962) en su excelente novela “Destinos intermedios” (Periférica, 2010) y que la editorial Periférica nos sirve en un formato que nos tiene muy bien acostumbrados. La misma editorial publico del colombiano “Saide” (2007) en la que, según leemos, algunos de los personajes de “Destinos intermedios” también participan.
De estructura fragmentaria y sumarial, la trama va creciendo con escenas sueltas que van subiendo de intensidad revelando al lector las pistas que van conformando un sólido mosaico en forma de bomba que estalla en un final templado, directo y sorprendente.
Todo comienza con un tipo que acaricia su 38, apura su café y se dispone a ir a la “entrevista”. Unas chicas emprenden un viaje inocente y se encuentran en medio de una acción violenta que nada tiene que ver con ellas. De allí pasamos por viejas glorias de la canción colombiana, médicos viudos, matones y bandas organizadas, todos ellos forman parte de este relato de la vida y de la muerte que es “Destinos intermedios”, una novela negra de un costumbrismo finísimo, irónica hasta el descaro y rotunda en sus contenidos.

Mención aparte merece el personaje del cuenta chistes profesional, Salvador Espejo, que está metido en un reto absurdo y heroico a un tiempo. Busquen lean y ríanse un rato de los chistes recalentados de este profesional del humor que está batiendo un record. Una pieza necesaria en la narración, descúbranlo.
Los personajes de Octavio Escobar Giraldo están excelentemente dotados de vida. Rezuman intensidad, personalidad y sobre todo mucha pasión por vivir o morir. Decimos esto porque la novela es breve, apenas 194 páginas, pero consigue con buen oficio hacer existir a estos personajes que reflejan una de las realidades en las que Colombia se ve inmersa.
La tensión se palpa en cada página de la novela. Escobar Giraldo dosifica, construye pequeñas y densas atmósferas en las que lleva a sus personajes y a sus lectores hasta el límite para dejarnos allí con la intriga y pasar a otra sub-trama que va llevando hacia adelante la historia. Estamos ante un escritor de raza que el gran público debe conocer cuanto antes y seguir su trayectoria para no quedarse fuera del gran proyecto que está llevando a cabo con estos personajes que seguro serán en el futuro un referente dentro del género.
No se pierdan el alegato final de Jimena Sombras en una entrevista. Su amor por uno de los mafiosos de la historia llevará a esta mujer a casi defender lo indefendible. Les sorprenderá lo fácil y fluido del discurso, les asustará como alguien puede racionalizar la maldad.
Esta novela junto con “Saide” y las que vienen nos hacen esperar con ganas la siguiente entrega. La prosa envolvente y calurosa de Escobar Giraldo nos llevará a unos paisajes y a unas vidas que se cruzan retratando a cualquiera que se asome por estos “Destinos intermedios”.

11 diciembre, 2010

Mitología de Nueva York. Presentación en Madrid

Ya sé que esto de la “actualidad” es un tema que angustia a los periodistas y en general a cualquier profesional de los medios. A mí no, lo que es bueno perdura y dar cuenta de ello en cualquier momento es oportuno.
El pasado 1 de diciembre se presentó en Madrid por todo lo alto (estábamos en la Sala Valle -Inclán del Círculo de Bellas Artes, quinta planta) ante un público entregado que abarrotaba la sala, la última novela de Vanesa Montfort, perimo de Novela Ateneo de Sevilla, Mitología de Nueva York, una historia de intriga ambientada en la Gran Manzana y que da cuenta de la vida de un extraño protagonista Dan Rogers que se enfrenta a una serie de asesinatos cometidos por los Hijos del Azar.
Presentada por Javier Reverte y en medio de una fiesta en la que se presentó un trepidante tráiler, hizo acto de presencia el mismísimo Dan Rogers, con una chulería de personaje rebelde capaz de llevar por la calle de la amargura al escritor más pintado.



Vanesa Montfort que también ha ganado el Ateneo Joven de Sevilla con su primera novela “El ingrediente secreto” ha venido para quedarse en el mundo de la literatura, toda una declaración de intenciones que estamos seguros que cumplirá con solvencia pero no se piensen que esta es la reseña de su novela: estoy atrapado en ella, en su juego.
Dramaturga y miembro del equipo de profesores del Centro de Formación de Novelistas, agradeció a sus amigos y asesores el apoyo por todas las buenas cosas. Entre otros escritores estaban presentes: Jorge Eduardo Benavides, Doménico Chiappe, Juan Carlos Chirinos, Ernesto Pérez Zúñiga e Ignacio del Valle. Una larga filia de lectores tuvo atrapada a la escritora, siempre amable y con un sonrisa radiante en uno de sus días más felices.
A la alegría de Vanessa nos unimos, claro está. Compartimos mesa de taller literario muchos meses y estoy seguro de que esta novela dará mucho que hablar. Pronto publicaremos la reseña, pero les adelanto una cosa: no podrán dejar de leerla pero tampoco querrán acabarla, es adictiva y amenaza con convertir a los lectores en parte de una ficción trepidante. O probablemente ya lo sean.

10 diciembre, 2010

Cuatro hermanas (Reseña)

Cuatro hermanas” (Libros del Asteroide, 2009) es un libro de esos que te animan a seguir leyendo, que te reconcilian con la ternura bien manejada en una novela, te enseñan a que se puede emocionar sin caer en la mojigatería. Es uno de esos libros por los que vale la pena arriesgarse a leer un texto de un autor desconocido. Jetta Carleton (Estados Unidos, 1913-1999) publicó en vida sólo esta novela. Es lo único que tenía que contar. Así nace “Cuatro hermanas” que la editorial Libros del Asteroide publica con traducción de María Teresa Gispert. La emoción, la tensión familiar y la búsqueda de la identidad están garantizadas.
Cada verano las hermanas de la familia Soames vuelven a la casa paterna para pasar unas semanas. Ese regreso al pasado, a lo que se dejó atrás, hace que los recuerdos fluyan. Jetta Carleton va retratando a su familia, el carácter de sus hermanas, las ilusiones de su madre y sus frustraciones, los desastres familiares y los secretos peor guardados que existen en todas las familias, constituyen la trama de “Cuatro hermanas”.
El paisaje donde se desarrolla la obra y sus gentes son tratadas con el acierto literario que lo salva de la caricaturización banal de los pueblos profundos de los Estados Unidos.
Los personajes son muy sólidos y humanos. Retratada la familia en los primeros compases de la obra los que siguen son retratos de los miembros de ella. Les vemos “ser”, actuar, llenar los espacios de vida y de emoción. Son, sobre todo el personaje del padre, un prodigioso acierto del oficio literario Jetta Carleton.





Lo que maravilla de esta obra es el manejo de la emoción, del tiempo narrativo. Aunque las situaciones podrían parecer previsibles, la autora consigue engancharnos con una historia familiar sencilla hasta el final. Porque aunque se vean venir las cosas siempre estamos desenado que nos siga contando, deseamos quedarnos sentados a la mesa escuchando la vieja historia familiar mientras fuera nieva y el calor del hogar nos hace sentir seguros, nos hace sentir parte de algo.
Al final lo que los vincula hasta desear volver cada verano es el amor, es todo aquello que vivieron y sufrieron juntos. Las emociones que se viven en esta novela están sólidamente tejidas para llevarnos hasta el asombro de descubrir que ya sea en Misuri o en Madrid, todas las familias tienen sus luces y sus sombras y que en muchos casos, aun hoy, el amor y los recuerdos siguen cohesionando la unidad básica de la sociedad.
En estos días en que las familias van cambiando y en los que parece que tener una es algo raro, “Cuatro hermanas” (que se publicó en 1962 por primera vez) nos vuelve a conectar con las viejas emociones que sólo se encuentran en las relaciones familiares.

07 diciembre, 2010

Abrieron las ventanas (Reseña)

La novela de hoy pasa por un interesante momento de transformación. Los autores se esfuerzan por no encasillar sus trabajos en un sólo género, van desdibujando fronteras para convertir sus obras en una propuesta estética mucho más global y enriquecedora. Porque la vida no es siempre comedia o thriller o de género negro: es siempre un abanico de circunstancias distintas y dispares.
Así ocurre con la novela de Raúl Hernández Garrido, “Abrieron las ventanas”, que combina la novela gótica, el thriller psicológico y el género negro. Obra que obtuvo en 2009 el II Premio Irreverentes de Novela y que narra la extraña circunstancia de un terrorista juzgado por atentar contra unos trenes.
Santos Valbuena ha matado a mucha gente y eso no parece importarle. Y decimos parece porque su conciencia poco a poco no opina lo mismo una serie de extraños sucesos van a llevarle a un lugar en el cual nada es lo que parece y todo forma parte de un juego superior.
La virtud de la novela de Raúl Hernández Garrido es la de mantener en un constante suspenso al lector que se ve poco a poco obligado a seguir la cadena de sucesos desconcertantes que forman esta muy recomendable novela. Le advierto a los lectores que es el sentimiento d extrañeza lo que les va a enganchar al principio y luego la mansión, mejor dicho, la novela, os subyugará y no os dejará tranquilos.
Las dos hermanas, Eloísa y Clara, juegan un papel fundamental en esta obra, son parte del juego de seducción, parte de la condena y de vorágine de locura en la que se ve encerrado Valbuena. Estados dos mujeres misteriosas con sus propios odios y deseos cada una con sus propios objetivos. No deben dejarse confundir por la bondad ni por la maldad en esta novela: nada es lo que parece.
La Mansión, así con mayúscula, es la gran protagonista de la novela. Es un ente pensante y aterrador, un ser que esconde en su seno un enigma que resolver, mejor dicho, un misterio que desvelar. Hernández Garrido construye una gran metáfora con esta mansión siendo este un lugar que salva a Valbuena pero que también le pasa factura por lo hecho en su pasado. No es necesariamente un artilugio justiciero, es más bien una suerte de conciencia materializada en un lugar que además se transforma cada día. Cada día la Mansión cambia de forma convirtiéndose en un ser vivo que busca influir en los otros.

Tenemos que destacar la estructura de la novela. Los capítulos se presentan en ráfagas más bien cortas, dosificando la intriga y apoyándola en unos personajes bien trabados que en muchas ocasiones juegan al despiste con el lector. La asfixiante y angustiosa atmósfera de la Mansión mantiene al lector una pugna por salir huyendo o mantenerse atento al borde de la novela para saber cómo termina todo. Atmósferas oscuras y muy bien dibujadas para que el misterio fluya y nos quedemos atrapados.
Una novela muy recomendable novela que no va a defraudar a los lectores exigentes y que representa un excelente cambio de registro de un autor que ha sido fundamentalmente dramaturgo y que se nota en esta novela. Un acierto literario que abre puertas y ventanas a una obra que se promete muy interesante.